Panuelo Destino de los animales
A partir de 1910, Marc adoptó los animales como único tema artístico, reflejo de su desilusión con el materialismo que, según él, se estaba apoderando de la humanidad. Marc creía que los animales, con su instinto de vida sana, despertaban todo lo bueno que había en él. En el cuadro El destino de los animales (1913), panel con casi 2,70 m de altura, el pintor representa la destrucción del mundo que tanto aprecia. En la pintura aparecen ciervos, caballos y zorros inmersos en una catástrofe en la que la naturaleza se vuelve contra si misma. En el reverso, el pintor escribió: "Y toda la existencia es un ardiente tormento".